miércoles, 8 de mayo de 2024

11 Estado de una cuestión: La compleja aproximación al abuso sexual de menores (8B/17)

 Estado de una cuestión:

la compleja aproximación al abuso sexual de menores,

a su penalización estatal y a su sanción canónica.

Un acercamiento inicial e integral a este hecho individual y social

 

(8B/17)

 

Iván F. Mejía Álvarez, i.c.d., th.d.


Viene de https://teologocanonista2016.blogspot.com/2024/05/estado-de-una-cuestion-la-compleja_33.html


 Contenido


Capítulo V
La sexualidad humana: algunas notas sobre la anatomía, la fisiología, la endocrinología y la patología

IV. La sexualidad humana: descripción breve de la anatomía y de la fisiología de los aparatos reproductores masculino y femenino

(Continuación)

    B. La fisiología





Capítulo V
La sexualidad humana: algunas notas sobre la anatomía, la fisiología, la endocrinología y la patología

 


 

B.  La fisiología

 



Dentro de la biología corresponde a la fisiología estudiar las funciones que se encuentran dentro de los sistemas vivos, y en nuestro caso, de los seres humanos. Examina entonces cómo los organismos llevan a cabo sus funciones físicas y químicas.

 

Funciones

Aparato reproductor femenino

Aparato reproductor masculino

Funciones

“Las dos grandes funciones del ovario, la formación y liberación de células sexuales y la secreción endocrina de hormonas femeninas (estrógenos y progesterona), están condicionadas a la intervención de otras hormonas secretadas por la adenohipófisis: la hormona foliculostimulante (FSH) y la hormona luteinizante (LH). La maduración de los folículos, la ovulación y la formación del cuerpo amarillo suceden de una manera cíclica. Todo el proceso dura normalmente 28 días y constituye el ciclo ovárico. Cada ciclo comienza con la maduración de varios folículos, aunque sólo uno de ellos alcanzará la maduración completa y dará salida al óvulo. Esta fase de maduración ocurre en la primera mitad del ciclo y dura unos 14 días. Se produce gracias a la intervención de la FSH y la LH, que colabora al final de la maduración. Durante este período de tiempo las células de la teca[120] interna y de la granulosa, que proliferan abundantemente, secretan gran cantidad de estrógenos. La rotura del folículo de De Graaf produce la salida del ovocito y del líquido folicular. El ovocito, en ese momento, sufre una mitosis reductora que da lugar a la formación del óvulo, es decir, su dotación cromosómica diploide de 23 pares de cromosomas pasa a ser haploide, de 23 cromosomas sin pareja. La otra mitad constituye un resto denominado corpúsculo polar. El cromosoma sexual del gameto femenino es siempre X, ya que la pareja de cromosomas sexuales del ovocito es XX. Si se produce fecundación, el espermatozoide aporta su dotación cromosómica, emparejando su cromosoma sexual, X o Y, con el del óvulo, dando lugar a un cigoto XX (hembra) o XY (varón). Cuando se trata de un embrión con cromosomas XX, las gónadas primitivas se desarrollarán como ovarios. Lo mismo sucede cuando no existen niveles suficientes de testosterona.

Ovarios

Testículos

“Poseen funciones hormonales masculinas. La función interna o endocrina consiste en la secreción de andrógenos (la androsterona y, sobre todo, la testosterona).

La función externa o exocrina consiste en la génesis y maduración de los gametos masculinos o espermatozoides. La transformación de las gónadas primitivas en testículos (cuando se trata de un embrión genéticamente XY) ocurre entre las semanas 15 y 17 de gestación como resultado de la acción de la porción del gen Y responsable de la determinación sexual. A partir de este momento los testículos recién desarrollados comienzan a secretar testosterona, el andrógeno fetal encargado de promover el desarrollo de los órganos sexuales internos masculinos a partir del sistema de conductos de Wolff. La espermatogénesis comienza en la pubertad por estímulo de las hormonas gonadotrópicas de la hipófisis.

El espermatozoide sólo puede vivir 2 o 3 días en los productos de la eyaculación, pero se mantiene vivo durante mucho más tiempo en los conductos testiculares y el epidídimo. Profundicemos en algunos detalles relacionados con estas etapas de la espermatogénesis: Las espermatogonias situadas en la periferia de la pared de los tubos seminíferos proliferan continuamente y se diferencian hasta dar lugar a los espermatozoides. En primer lugar, cada espermatogonia se transforma en un espermatocito primario, el cual duplica sus cromosomas y se divide en 2 espermatocitos secundarios, con 46 cromosomas agrupados en 23 pares. Los espermatocitos secundarios se convierten, por división meiótica, en dos células denominadas espermátides. Estas contienen, por lo tanto, 23 cromosomas no emparejados. Uno de estos cromosomas determinará el sexo; es decir, los espermatocitos secundarios contienen un par de cromosomas XY y, al dividirse en dos espermátides, cada una de ellas tendrá el cromosoma X (determinante del sexo femenino) o el cromosoma Y (determinante del sexo masculino). Al madurar las espermátides se convertirán en espermatozoides sin cambiar su dotación cromosómica, por lo que habrá espermatozoides X (hembras) y espermatozoides Y (machos). Según cuál de ellos fecunde el óvulo, el sexo del hijo será hembra o varón, respectivamente. La maduración de la espermátide origina el espermatozoide, que consta de cabeza, cuello, cuerpo y cola. En la cabeza hay una estructura denominada acrosoma, que interviene en la penetración del espermatozoide en el óvulo. La cola le permite moverse a través de los fluidos mediante movimientos similares a los de un reptil, con una velocidad de unos 30 cm/hora. Una vez que ha alcanzado el óvulo y lo ha fecundado, solo la cabeza penetra en él. En su función como células de sostén de los espermatozoides y de sus precursoras, las células de Sertoli aportan material nutritivo a dichas células.

“Al romperse el folículo de De Graaf, el óvulo cae a la cavidad peritoneal, pero las fimbrias del pabellón establecen una corriente líquida que arrastra el óvulo hasta el orificio abdominal de la trompa. Una vez dentro, los pliegues de la mucosa, más abundantes en el pabellón, retrasan el avance del óvulo hacia el útero. Las células secretoras tubáricas aportan material nutritivo al óvulo. Por otra parte, los espermatozoides depositados en la vagina tras el coito recorren el útero y entran en las trompas por el orificio uterino, llegando hasta la porción ampollar, donde normalmente, se produce la fecundación. El desplazamiento de los espermatozoides se realiza por su propia motilidad, ayudados por los movimientos de la trompa. En la fecundación sólo interviene un espermatozoide: al penetrar su cabeza en el óvulo, este se hace impermeable a la entrada de otros espermios. El óvulo, fecundado o no, recorre la trompa en dirección al útero, ayudado por los movimientos de los cilios del epitelio y por las contracciones de la capa muscular. Este recorrido dura unos 3 días, durante los cuales - si ha existido fecundación- se producen las primeras divisiones celulares del cigoto.

Trompas de Falopio

Vías espermáticas

“Las vías espermáticas mediante la contracción de su capa muscular ayudan a los espermatozoides en su trayecto hacia el exterior, en el momento de la eyaculación. Por otra parte, las células secretoras de los conductos deferentes y epididimario y de las vesículas seminales producen una secreción mucosa que forma parte del líquido seminal que nutre a los espermatozoides y les proporciona un medio protector.

“El útero tiene dos funciones esenciales:  1º) Mantener el embrión durante el embarazo: En la primera función es el endometrio el que toma un papel activo. Durante la segunda mitad del ciclo ha proliferado y sus glándulas secretan sustancias nutritivas: si hay embarazo está preparado para la anidación y se mantiene así durante toda la gestación. Cuando el huevo fecundado llega al útero, se nutre de las secreciones endometriales. Al cabo de 3-4 días, por mitosis sucesivas ha alcanzado la fase de blastocisto y está rodeado por células trofoblásticas secretoras de enzimas proteolíticas. Estas enzimas licuan el endometrio, liberándose gran cantidad de sustancias nutritivas y formándose una cavidad donde anida el blastocisto. Durante las primeras semanas, el embrión se alimenta fundamentalmente a través de las células trofoblásticas, hasta que se desarrolla la placenta, unida al feto por las arterias y la vena umbilical. Las vellosidades placentarias están inmersas en los senos venosos del endometrio, dependientes de la arteria y la vena uterinas, con sangre materna. El oxígeno y los nutrientes pasan de la sangre materna a la fetal por difusión simple y otros sistemas de transporte. El mantenimiento del cuerpo lúteo del ovario se debe a la producción en la placenta de la hormona gonadotropina cariónica, que mantiene la capacidad nutritiva del endometrio.  2º) Expulsarlo cuando el feto llega a término: En cuanto a la segunda función, la expulsión del feto maduro, es el miometrio el que adquiere el protagonismo. No se conoce con exactitud el mecanismo por el cual, llegado el momento, se pone en marcha el parto. Participan de forma importante la distensión de las fibras musculares uterinas y una serie de estímulos hormonales, tanto maternos como fetales. La oxitocina, una hormona secretada por la neurohipófisis, es capaz de provocar directamente las contracciones uterinas; los estrógenos actúan facilitando la acción oxitócica y las prostaglandinas regulando la actividad del útero. Una vez iniciado, el proceso se autoalimenta de la siguiente manera: la cabeza fetal dilata el cuello uterino, lo que provoca un reflejo de secreción de oxitocina por la neurohipófisis; la oxitocina contrae la musculatura del útero, haciendo descender al feto por el canal del parto, lo que dilata aún más el cuello uterino y se repite el ciclo. Las contracciones del parto comienzan en el fondo del útero y se dirigen hacia abajo, perdiendo intensidad en su progresión. Al principio son distantes entre sí, pero la frecuencia aumenta hasta llegar a una contracción cada 2-3 minutos, cada vez de mayor intensidad, que terminan por producir la expulsión del feto y de la placenta. Inmediatamente después del parto, el útero comienza a involucionar, volviendo a su tamaño previo al embarazo al cabo de 4 semanas.

Útero

 

 

 

 

Próstata

“La próstata, como se ha señalado, es una glándula que secreta un líquido blanquecino hacia la uretra, el líquido prostático, que se une a las secreciones de las vías espermáticas y los espermatozoides para constituir el semen. El líquido prostático es alcalino, por lo que neutraliza la acidez de los demás componentes del semen, aumentando la motilidad y fertilidad de los espermatozoides. Durante la eyaculación, la próstata se contrae junto con el conducto deferente y las vesículas seminales, expulsando su contenido a la uretra.

“Es el órgano copulador de la mujer, encargado de recibir al pene. Contribuye a la lubricación durante el acto sexual mediante la secreción mucosa, necesaria para que el coito produzca una sensación satisfactoria. Por otra parte, durante el orgasmo, su capa muscular se contrae rítmicamente, estimulando el pene. Durante el parto, la elasticidad de la pared vaginal permite la dilatación suficiente para que el feto pase por ella hacia el exterior. El estudio de las células descamadas del epitelio vaginal permite establecer el diagnóstico precoz del cáncer genital si en el frotis aparecieran células anormales. En la mujer, durante el coito se observan diversos cambios fisiológicos:  Excitación: Las sensaciones, debidas a estimulación fisicomecánica o psíquica siguen una vía consciente hacia el encéfalo y una vía inconsciente que, a través de la médula espinal, provoca por vía parasimpática la erección del clítoris. Además, se produce la tumescencia de los labios mayores, una secreción mucosa procedente de las glándulas de Bartholin y mayoritariamente de la trasudación de plasma desde el plexo vascular vaginal, con objeto de lubrificar la vagina, favorecer el coito y neutralizar el pH ácido de la vagina para aumentar la viabilidad de los espermatozoides. La vía parasimpática provoca también un alargamiento de los dos tercios internos de la vagina con elevación del útero y un estrechamiento del tercio externo de la vagina, formando la plataforma orgásmica femenina. Finalmente, la estimulación parasimpática conduce a una dilatación arterial y constricción venosa de los vasos sanguíneos vaginales, con la finalidad de constreñir las paredes de la vagina en torno al pene del varón e incrementar así las sensaciones.  Orgasmo: Los cambios experimentados por la mujer en la fase anterior provocan un incremento de la superficie de contacto vaginovulvar. Se incrementa la intensidad de la sensación fisicomecánica, lo cual tiene una proyección espinal que por vía parasimpática incrementa las respuestas antes descritas, pero, sobre todo, tiene una proyección consciente encefálica o sensación de orgasmo equivalente a la eyaculación del varón. Ambas proyecciones inducen la aparición de contracciones rítmicas del suelo de la pelvis, lo que determina los movimientos intermitentes de la plataforma orgásmica, y contracciones de las paredes vaginal, uterina y de las trompas de Falopio. Se ha especulado (pero no constatado) que la sensación del orgasmo femenino también puede provocar la secreción de oxitocina, vía hipotálamo-neurohipófisis, que incrementaría la contracción de las paredes del tracto genital. La importancia funcional del orgasmo en la mujer reside en el hecho de que el incremento en la actividad contráctil de la musculatura genital incrementa la marcha de los espermatozoides hacia el oocito II y así se favorece la fecundación.  Resolución: Esta última fase puede presentarse de forma similar a lo acontecido en el varón, con una involución rápida de los cambios vaginovulvares, vía inhibición espinal simpática, con vuelta a los niveles de partida, relajación muscular y disminución de la vasocongestión. No obstante, es habitual que tras el orgasmo femenino se regrese a un nivel todavía alto de excitación, sobre el cual pueden superponerse otros orgasmos si las estimulaciones persisten, lo cual se conoce como respuesta multiorgásmica.

Vagina

Pene

“El pene tiene una doble función. Al contener en su interior parte de la uretra, interviene en la micción. Por otra parte, es el órgano copulador en el acto sexual. Por estimulación parasimpática, los cuerpos cavernosos y esponjoso se llenan de sangre, con lo cual, el pene aumenta de tamaño, se endurece y se pone rígido durante la erección, necesaria para la realización del coito. En este proceso intervienen varios factores; en primer lugar, la dilatación de las arterias produce el llenado de los cuerpos cavernosos y esponjoso; por otra parte, la musculatura de la raíz del pene, músculos isquiocavernosos y bulbocavernoso, se contrae, impulsando aún más la sangre hacia el pene; el músculo transverso profundo del perineo, diafragma urogenital, se contrae, dificultando la salida de sangre ya que comprime las venas que pasan a través de él. La erección que en principio es un acto reflejo, puede ser inhibida por estímulos psíquicos, como el temor. Los pensamientos o imágenes sexuales pueden desencadenar el proceso de erección. La corteza cerebral actúa como un centro integrador de la actividad sexual, modificando los reflejos que intervienen en ella, bien sea disminuyéndolos o favoreciéndolos. Por otra parte, la uretra posee numerosas glándulas en su recorrido por el cuerpo esponjoso, las glándulas de Littré, que elaboran una secreción mucosa que favorece la lubricación, aunque a ello contribuyen en mayor medida los órganos sexuales femeninos. También producen secreción mucosa las glándulas bulbouretrales o glándulas de Cowper. Por último, las contracciones del músculo bulbocavernoso impulsan el semen en la eyaculación a través de la uretra peneana. Durante el coito, se observan en el varón diversos cambios fisiológicos, que pueden resumirse en tres fases:  Excitación: Las sensaciones, debidas a estimulación[121] fisicomecánica o psíquica, siguen una vía consciente hacia el encéfalo y una vía inconsciente que, a través de la médula espinal, provoca por vía parasimpático la erección del pene, un aumento de tamaño y elevación de los testículos, un incremento en la tumescencia y colocación púrpura del glande y una secreción mucosa de las glándulas bulbouretrales, con la finalidad de lubricación. Orgasmo: Los cambios experimentados por el pene en la fase anterior provocan un incremento en la superficie de contacto de este; se incrementa la intensidad de la sensación fisicomecánica, lo cual tiene una proyección consciente encefálica y una proyección espinal que, por vía simpática, induce la contracción del epidídimo, del conducto deferente y de los órganos accesorios. Se produce una emisión seminal, que llena la uretra, dilatándola e incrementando la sensación fisicomecánica antes mencionada (sensación de inminencia eyaculatoria), lo cual conduce a la eyaculación, por contracción rítmica de los músculos bulbocavernosos e isquiocavernosos y también del esfínter anal.  Resolución: La última fase, o de resolución, está definida por una involución rápida de la erección, con vuelta a los niveles de partida, relajación muscular y disminución de la vasocongestión. Estos cambios se acompañan de un periodo refractario más o menos largo.

 

 

Uretra

“El riego sanguíneo lo recibe a cada nivel de las arterias que riegan los respectivos órganos por donde pasa: arterias vesicales inferiores, hemorroidales inferiores, bulbar y dorsal del pene. Las venas terminan en la vena dorsal profunda del pene o directamente en el plexo periprostático. Los vasos linfáticos de la uretra prostática y membranosa desembocan en los ganglios iliacos internos, y los de la uretra peneana, fundamentalmente en los ganglios inguinales. El nervio pudendo interno recoge las sensaciones de la uretra. Sus fibras motoras actúan sobre el esfínter voluntario, regulando la micción.

“La vulva interviene en el parto dilatando el orificio vaginal para permitir el paso al feto. También tiene gran importancia como zona erógena por las numerosas terminaciones sensitivas que presenta. Durante el acto sexual, las glándulas de Bartholin producen una secreción lubricante que facilita la penetración. Por otra parte, la uretra desemboca en la vulva, por lo que ésta interviene en el proceso de eliminación urinaria.

Vulva

 

 

 

 

Glándulas de Cowper

“Aportan una secreción mucosa lubricante.

 

Nervio pudendo y sistema nervioso parasimpático

“Es importante desde el punto de vista fisiológico, porque inerva todas las estructuras sensitivas de los genitales en ambos sexos (pene, clítoris, músculo bulboesponjoso e isquiocavernoso, y áreas del escroto, labios, perineo y ano), siendo el responsable de transmitir prácticamente todas las sensaciones placenteras responsables del orgasmo en ambos sexos. Adicionalmente, al tratarse de un nervio mixto (sensitivo y motor), sus impulsos son los responsables de las contracciones musculares de los músculos isquicavernoso y bulboesponjoso que acompañan al orgasmo en las mujeres y provocan la eyaculación en los varones.

“La función biológica esencial de la mama, rasgo que compartimos con el resto de los mamíferos, es la producción de leche para la alimentación del niño en el periodo posterior al parto. Cabe mencionar en este punto que cuando el bebé comienza a succionar no recibe leche sino un líquido amarillento llamado calostro. Se cree que éste contiene anticuerpos que

protegen al lactante contra algunas enfermedades los primeros meses de vida.

Aproximadamente 4 días después del nacimiento la leche materna sustituye al calostro.

En la especie humana tiene también importancia como carácter sexual femenino y, así, debido a la rica inervación sensitiva de la areola y del pezón, desempeña un papel significativo en la estimulación sexual, como zona erógena. Durante el embarazo las mamas adquieren su desarrollo funcional completo gracias a la acción de varias hormonas: estrógenos, progesterona, prolactina, lactógeno placentario, hormona del crecimiento y cortisol, de forma que en el momento del parto la glándula mamaria se halla lista para iniciar la lactogénesis. A pesar de que los niveles crecientes de prolactina tienden a estimular la producción de leche, ésta prácticamente no se produce durante el embarazo debido a la inhibición que ejercen la progesterona y los estrógenos sobre este proceso. Una vez expulsada la placenta después del parto, disminuyen bruscamente los niveles de estrógenos y progesterona y, por consiguiente, la inhibición que ejercían sobre la lactogénesis, comenzando la formación de leche. La primera secreción de leche que se produce es rica en proteínas y escasa en lípidos y se denomina calostro. El amamantamiento estimula la secreción de prolactina, y ésta, a su vez, mantiene y aumenta la producción de leche; por ello, el vaciamiento de la mama es necesario para seguir manteniendo la lactancia. Por otra parte, la prolactina inhibe la secreción hipotalámica de GnRH y, por lo tanto, los ovarios están inactivos, los niveles de estrógenos y progesterona son bajos y no se producen nuevos ciclos ni ovulación hasta que se abandona la lactancia. La secreción láctea y su mantenimiento requiere, además de la prolactina, otras hormonas como la insulina, la tiroxina, el cortisol y la hormona del crecimiento. Por otra parte, la leche no fluye espontáneamente a través de los pezones, sino que requiere la intervención de reflejos neuronales y hormonales: cuando el niño succiona el pezón, los impulsos sensitivos llegan a la médula y, de ésta, al hipotálamo, donde se produce oxitocina. Esta hormona contrae las células mioepiteliales de los alvéolos, que expulsan la leche hacia los conductos galactóforos, donde es absorbida por el niño. La lactancia materna, además de constituir el mejor medio de nutrición para el recién nacido, aorta a éste inmunoglobulinas y anticuerpos de gran importancia en los primeros meses de vida, cuando el sistema inmunitario es aún inmaduro y no es capaz por sí mismo de fabricar las defensas necesarias.

Las mamas

Las mamas o tetillas

 

“Cada 28 días (margen fisiológico entre 21 y 35 días), desde la menarquia hasta la menopausia, se evidencia en la mujer la salida al exterior del denominado flujo menstrual, en una cantidad aproximada de 100 cc., que contiene leucocitos, hematíes, agua, moco, restos de tejido endometrial, etc. La menstruación, estigmatizada en muchas culturas hasta hace pocos años, es la manifestación externa más notoria de dos importantes procesos fisiológicos fundamentales para la continuidad de la especie humana: el ciclo ovárico y el endometrial, que de forma periódica se suceden en el organismo femenino con el objetivo de proporcionar un óvulo que pueda ser fecundado y un endometrio donde éste pueda implantarse y desarrollarse. Ambos ciclos ocurren de forma simultánea y están regulados por el hipotálamo, la hipófisis y los ovarios.

Ciclo reproductor femenino

 

 

“En el ciclo ovárico se suceden dos fases importantes, cada una de las cuales dura aproximadamente 14 días. En la primera fase se produce la maduración del folículo y en ella normalmente predominan los estrógenos. En la segunda fase encontramos el cuerpo lúteo y hormonalmente predomina la progesterona, aunque también hay producción de estrógenos. El elemento fundamental del ciclo ovárico es el folículo. El número de folículos primordiales varia a lo largo de la vida de la mujer; en el nacimiento ésta tiene entre 250.000 y 500.000 folículos. Al llegar a la pubertad disminuye el número a unos 100.000. de estos 100.000 sólo madurarán definitivamente unos 400 y el resto desaparecen o se atrofian.

a. Folículo primordial: Los folículos primordiales tienen dos destinos posibles. Los que maduren evolucionarán en las siguientes fases: folículo maduro, folículo de De Graaf, cuerpo lúteo y cuerpo lúteo gravídico (en caso de que exista fecundación), o involucionarán a cuerpo albicans si no existe fecundación. Los folículos primordiales que no han madurado se atrofian, dando lugar al cuerpo fibroso. El folículo primordial está constituido por: la Célula germinal u ovocito y por la

Célula de la granulosa. Cuando el folículo está en maduración, las células de la granulosa proliferan formando múltiples capas. Aparece una diferenciación celular entre las células de la granulosa y el estroma circundante que después constituirá la teca. La teca está dividida en: Teca interna, muy vascularizada y rica en hormonas. Teca externa, formación fibrosa de sostén. El desarrollo folicular va a depender de la presencia de las hormonas gonadotrópicas FSH y LH. El ovario responde produciendo estrógenos, de forma simultánea al crecimiento folicular y a la maduración del óvulo.

b. Folículo de De Graaf: Se llama así cuando el folículo ha alcanzado la madurez, y en él se distinguen las siguientes formaciones: teca, capa granulosa y antro. Teca: llena de líquido y rica en estrógenos. Capa granulosa: constituida por varias hileras de células. En una zona del folículo se observa una acumulación de células de la granulosa que se proyectan hacia el interior del antro, y en el interior de esta acumulación celular se encuentra la célula germinal. Este grupo celular se denomina disco oóforo. La capa de células en contacto con la célula germinal constituirá la corona radiata. Entre la corona radiata y la célula germinal existe una zona llamada membrana pelúcida. En la capa granulosa no se ven vasos sanguíneos y sus células son hormonalmente activas. Antro: cavidad central llena de líquido.

c. Ovulación: El folículo de De Graaf crece hasta alcanzar un diámetro de 10 a 12 mm. Se aproxima de forma gradual a la superficie del ovario hasta que sobresale de éste, de manera que por compresión se va formando una zona clara y delgada que acaba por romperse, y expulsa el líquido folicular junto con el óvulo, rodeado por la zona pelúcida y la corona radiata. La rotura folicular no es un fenómeno explosivo, aunque por la descripción pueda parecerlo. La ovulación tiene lugar hacia el día 14 del ciclo. El motivo desencadenante puede atribuirse al aumento de la secreción de gonadotropinas LH y FSH. El aumento brusco de la LH desencadena la ovulación: se dice que la LH es la hormona "gatillo" de la ovulación. En los ovarios el aumento de gonadotropinas se correspondería con un pico de la secreción de estrógenos y progesterona.

d. Cuerpo lúteo o amarillo: Después de la ovulación, el folículo de De Graaf se colapsa, y empieza así su fase de cuerpo lúteo. Esta fase se caracteriza por un aumento de la producción de progesterona y por un descenso de la producción de gonadotropinas hipofisarias debido a la acción inhibitoria que ejercen los estrógenos y la progesterona. Antes de la aparición de la menstruación, tiene lugar un descenso brusco de los niveles hormonales. En esta fase se establecen cuatro estadios: Estadio de proliferación, cuya característica principal es el engrosamiento de la teca interna. Estadio de vascularización, en el cual hay crecimiento de las células de la granulosa y penetración de vasos procedentes de teca interna. Estadio de madurez, donde el cuerpo lúteo, de color amarillento, se hace evidente sobre la superficie del ovario. Tiene forma más o menos esférica y mide 1-2 cm de diámetro. Estadio de regresión, que ocurre hacia el día 23-26 del ciclo, aunque la secreción de esteroides empieza a disminuir ya a partir del día 22 del ciclo. Esta regresión se caracteriza por fibrosis e hialinización de las células luteínicas. Cuando termina este proceso aparece el denominado cuerpo albicans. Cuando el óvulo es fecundado, el cuerpo lúteo no involuciona y se transforma en cuerpo lúteo gravídico. Los folículos primordiales, que entran en proliferación al principio del ciclo y que no evolucionan, empiezan la regresión mucho antes y forman folículos atrésicos; éstos experimentarán una involución semejante a la del cuerpo lúteo y formarán los cuerpos fibrosos.

Ciclo reproductor femenino: ciclo ovárico

 

 

El endometrio, que es la mucosa que recubre la cavidad del cuerpo uterino, experimenta diferentes cambios morfológicos a lo largo del ciclo menstrual de la mujer y se caracteriza por la capacidad de descamarse y de regenerarse cada 28 días. Estos cambios cíclicos son simultáneos y están desencadenados por los cambios endocrinos del ovario, los cuales pueden simplificarse de la siguiente forma: en la fase preovulatoria o folicular se produce estradiol en cantidad creciente; en la fase postovulatoria o luteínica hay 17-betaestradiol y, además, progesterona, procedentes del cuerpo lúteo; en la fase premenstrual existe un descenso de estradiol y de progesterona, por la regresión del cuerpo lúteo.

a. Etapas: Paralelos a estos cambios en la secreción de hormonas, durante el ciclo ovárico, se conocen cuatro etapas fundamentales de ciclo endometrial: Fase proliferativa: en respuesta a la estimulación por el estradiol. Fase secretora: secundaria al efecto combinado de estrógenos y progesterona. Fase isquémica premenstrual: que corresponde a la regresión del cuerpo lúteo y al descenso de estrógenos y progesterona. Menstruación: como consecuencia de la supresión de la progesterona.

b. Cambios: Los cambios que se producen en las glándulas, en el epitelio y en el estroma durante estas fases son los siguientes: En la fase proliferativa: aumenta el espesor del endometrio y la longitud de sus glándulas. En la fase secretora: las glándulas se vuelven más tortuosas y el epitelio aumenta de anchura. A medida que esta fase progresa, se produce una rotura de las células secretoras con vertido de glucógeno y mucopolisacáridos en la luz glandular. Al final de la fase secretora, aparece un infiltrado leucocitario que indica el inicio de la hemorragia menstrual. En la fase isquémica premenstrual: se produce una regresión endometrial. La menstruación: es la descamación periódica de la capa funcional del endometrio. Queda la capa basal a partir de la cual el endometrio se va a regenerar en su totalidad. La menstruación tiene lugar si el ovocito no ha sido fecundado. Este proceso se inicia 24-48 horas antes del inicio de la menstruación, y al tercero o cuarto días de iniciada la menstruación el endometrio está ya totalmente regenerado. Esta secuencia tiene lugar cada más y se debe al descenso brusco de estrógenos y progesterona a causa de la regresión del cuerpo lúteo. Ya desde el primer día de menstruación, un nuevo folículo primordial empieza a madurar y simultáneamente se inicia la regeneración del epitelio a partir de la capa basal del endometrio; de forma que al cuarto o quinto días de iniciarse la menstruación ésta cesa y aparecen de nuevo niveles de estrógenos en sangre.

c. Ciclo menstrual: Los límites de normalidad de los ciclos menstruales se establece entre 21 y 35 días, siendo lo más habitual entre 26 y 30 días. Ciclos de menos de 21 días o de más de 35 días se consideran anormales. La menstruación se presenta desde la pubertad hasta la menopausia, excepto durante los períodos de embarazo y lactancia. La duración del flujo menstrual suele ser de 4-6 días, pero se consideran fisiológicas duraciones que oscilen entre 2 y 8 días. Las características principales del flujo menstrual son: color rojo, contiene sustancias fibrinolíticas procedentes del endometrio que la hacen incoagulable, agua, hematíes, leucocitos, células del tejido endometrial, moco del cuello uterino, descamación vaginal y prostaglandinas.

Ciclo reproductor femenino: ciclo endometrial

 

 

 

Hipotálamo

“Es un órgano muy pequeño, algunos lo describen como un “área del cerebro”, que se ubica en la región central y delantera del cerebro denominada diencéfalo, colocado, en el adulto, por debajo del tálamo y formando la parte anterior de las paredes laterales y del piso del tercer ventrículo, cavidad llena de líquido cefalorraquídeo.

Además de servir como amortiguador de los movimientos inesperados del cerebro, le corresponde el control de la temperatura del cuerpo, del hambre y de la sed, y posee una tarea sumamente importante también en relación con las emociones y con la producción de hormonas.

Capítulo aparte merece su función en relación con la regulación del sueño y la vigilia, en lo que se denomina el “ciclo circadiano” (“reloj biológico”, lo denominan). A las “estructuras blanco” del hipotálamo llegan señales través de las neuronas (unas 20.000) del núcleo supraquiásmico, encargadas de regular dicho ciclo. Estas neuronas son estimuladas, a su vez, por hormonas (melatonina y corticosterona) y por el sistema nervioso central, el cual recibe información procedente del sistema nervioso autónomo. Este, a su vez, es estimulado por la información procedente del nervio óptico, y éste, a su turno, por la estimulación proveniente de la retina. Finalmente, la retina – y lo mismo ocurre con la piel, el corazón y los órganos relacionados con la presión sanguínea, etc. – percibe del exterior la luminosidad y la oscuridad[122].

 

Hipófisis o glándula pituitaria

La hipófisis regula la actividad de la mayor parte de las demás glándulas endocrinas y, por tanto, en ocasiones recibe el nombre de glándula maestra. A su vez, el hipotálamo, una región del cerebro situada justo encima de la hipófisis, controla gran parte de la actividad de esta última. En la adenohipófisis (o Lóbulo anterior) se producen y segregan 6 hormonas diferentes:

Hormona del crecimiento (GH, por sus siglas en inglés), que influye de manera fundamental para el crecimiento lineal durante la infancia y la adolescencia y es también necesaria para el mantenimiento de la salud y el bienestar durante la edad adulta. Prolactina, que estimula la producción de leche en las mamas de las mujeres e influye también en la función sexual. Todavía es incierta su función en los hombres.

Hormona adrenocorticotrópica (ACTH, por sus siglas en inglés), que regula el córtex de las glándulas suprarrenales: esencial para mantener el equilibrio metabólico.

Hormona estimulante de la tiroides (TSH, por sus siglas en inglés), esencial para la regulación de esta glándula. LH y FSH u hormonas reguladoras de las gónadas: responsables del correcto funcionamiento de los ovarios a las mujeres y de los testículos en los hombres:

Hormona foliculoestimulante (FSH, por sus siglas en inglés), que regula los ovarios y los testículos. Hormona luteinizante (LH, por sus siglas en inglés), que regula los ovarios o los testículos.

En la neurohipófisis (Lóbulo posterior) se liberan dos hormonas que previamente se han segregado en el hipotálamo y han sido transportadas a través del tallo hipofisaria: Vasopresina u hormona antidiurética (ADH): regula la cantidad de agua y sodio presente en el cuerpo y la orina que eliminan nuestros riñones, permitiéndoles a estos que ahorren agua y evitando así que orinemos de manera continua. De esta manera regula la presión arterial y la cantidad de orina que se produce. Esta hormona en realidad se produce en el hipotálamo y se almacena en la hipófisis.

Oxitocina: aumenta la fuerza de las contracciones del útero durante la fase final del parto y también facilita la lactancia. Ayuda al útero a contraerse durante el trabajo de parto y el parto, y estimula la liberación de leche durante la lactancia. Es posible que la oxitocina también esté implicada en la creación de lazos y la confianza, en especial entre padres e hijos.

 

Tabla 20 Fisiología de los órganos, aparatos y sistemas relacionados con el ejercicio de sexualidad y la reproducción humana

 



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Índice analítico

Bibliografía

https://teologocanonista2016.blogspot.com/2024/05/estado-de-una-cuestion-la-compleja_13.html





 

Notas de pie de página


[120] En botánica se refiere a una célula en la que forman las esporas de algunos hongos; en el caso, de la ginecología, se la denomina folicular o teca de los folículos ováricos pues es parte de la estructura de los folículos ováricos, que son esenciales para la ovulación y la producción de hormonas.


[121] Hace ya algunos años el Dicasterio (antes Congregación) para la Doctrina de la Fe publicó la (Declaración "Persona humana" acerca de ciertas cuestiones de ética sexual (29 de diciembre de 1975), 2024, pág. n. 9), en el que abordaba este asunto en el contexto de la moral cristiana y del “acto moral”.


[122] (Por qué el ciclo circadiano es importante para la salud)

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